Análisis


Truque entre la curiosidad y la privacidad


Si alguien nos preguntara aquellos que más deseamos y nos lo diera en ese mismo instante, tal y como lo queremos a cambio de conocer nuestros más íntimos secretos y plasmarlos en un mundo en el que quedarán registrados para siempre, quizá nuestra alegría de tener todo lo que queremos pasaría a un segundo plano, pues algo que valoramos demasiado es nuestra vida privada, eso que solo conocemos nosotros mismos y que nunca nadie podrá saber, nuestra privacidad hace parte de ser seres singulares en un mundo que alberga millones de personas.

Siempre ha sido bien vista la idea de igualdad e inclusión para todos los seres humanos en la sociedad, sumándole el respeto a la integridad, dignidad  y el respeto por nuestra vida y el derecho de guardarnos para sí aquello que queramos y ventilar de igual forma lo que nos plazca sobre el transcurrir de nuestras vidas.

Somos seres humanos con diversas culturas, poseemos diversas identidades y nos desenvolvemos en mundos que construimos en sociedad y que nos constituyen, tejen nuestra percepción, modos de pensar y por supuesto altera nuestro comportamiento, lo que nos hace objeto de estudios psicosociales, psicológicos o cognitivos, científicos, es decir creamos un contexto en donde somos su principal objeto de estudio. ¿Esto acaso no es algo que a la larga se vuelve redundante? Podrían preguntarse algunos, en parte podrían tener razón pero no hay ciencia que sea creada por el hombre y que no sea desarrollada para conocerse a sí mismo, para entenderse y así entender su mundo.

Es por ello que la humanidad ha evolucionado, por su capacidad de creación y adaptación al ritmo que dictan los tiempos y las épocas, por la curiosidad que nos da al preguntarnos por un fenómeno, un problema o interrogantes cotidianos a los que muchas veces se le ignora, somos seres curiosos por naturaleza, buscadores de la verdad, de la novedad, del conocimiento, buscadores de un mundo que alberga posibilidades inimaginables que se muestra inagotable y amable a cualquier curioso que decida acercarse y por tal curiosidad es que hoy conocemos nuestros alcances.

Tal búsqueda nos incita a buscar caminos que en la actualidad son asequibles de forma inmediata, el hombre ha creado sistemas que nos sacien la curiosidad y nos entretengan con su información; Así pues, en la actualidad las plataformas virtuales, las redes informáticas, la Internet, el ciberespacio sumado al aprovechamiento estratégico de la capacidad de investigación nata de los seres humanos, conquistan el mundo, el mundo que teníamos y lo transforma en un nuevo mundo al que nos sometemos gustosamente.

En el transcurrir del tiempo presente no se concibe la vida sin el mundo virtual, nuestra vida, nuestros imaginarios se construyen en este mundo intangible, dotado para complacernos y al mismo tiempo estudiarnos. Es contradictorio como en nombre de la revolución personal, la asignación de valor a cada ser humano como un mundo diferente y único con derecho a ser escuchado, es impulsado por dicho reconocimiento en la virtualidad, pero al mismo tiempo minimizado como un individuo sometido a masas que sigue tendencias y ritmos de vida dictados por la sociedad o los estados; cada persona puede tener una cuenta de correo, una cuenta en redes sociales, una página propia o demás elementos que permitan potencializarse como individuo único, hasta el punto de convertirnos como una marca promocionándose así misma con una personalidad, pero al mismo tiempo millones de personas hacen lo mismo cada minuto que pasa y entonces las tendencias se vuelven masificadas suprimiendo la singularidad y volviéndonos públicos, en un sentido no muy beneficioso.

En cuanto al término público, se hace referencia a la acepción que indica aquellos que nos pertenece a todos, por lo que se incita a pensar que todos estamos en la red, perteneciéndonos, sin límites de privacidad, más cercanos, es verdad, pero en iguales proporciones más expuestos.
La red nos brinda múltiples posibilidades de explorarla, un gurú que nos desconoce en un principio, pero que no tomará más de cinco minutos saber incluso aquellos que no le hemos dado explícitamente, es un mundo que seduce dándonos todo aquellos cuanto pedimos, aparentemente reservado, íntimo como un secreto que guardas con un amigo, aun así hay que desconfiar y recurrir al famoso lema de los filósofos esporádicos de Colombia “De eso tan bueno, no dan tanto”.

Así es, las plataformas virtuales nos dan todo lo que pidamos en un mundo que se ha vuelto gratuito en pro de la difusión de la información y el conocimiento, pero como todo, tiene un precio, que en este caso carece de valor monetario, es un trueque aparente e inocente, tal como en los tiempos antiguos, pero ahora su precio y exigencia, somos nosotros mismos, como lo mencionábamos anteriormente, somos objetos de estudio de nuestros propios hallazgos.

La virtualidad nos conoce, con sus limitaciones físicas e inteligencias intangibles, nos descubre, nos estudia, nos vuelve públicos, nos desnuda para sacar el mejor beneficio. Aparentemente cada persona tiene acceso a la red de manera personalizada, creamos nuestro universo, las comunicaciones ahora son mediadas, virtuales e inmediatas, pero la suspicacia del mundo intangible es dueña de todo aquello que nosotros creemos como propio.

Lo malo no es, la falta de privacidad, lo malo es que los mismos usuarios lo permiten, se hacen cómplices de su propia exposición,  todo por saciar esa curiosidad insaciable.
Explicaremos más a fondo esta percepción estableciendo como ejemplo el contexto colombiano.

El mundo virtual, el Internet llegó a Colombia en tiempos tardíos, igual que la radio, la televisión y así muchos otros medios y tendencias. Fue en 1994, cuando se creó RUNCOL (Red de Universidades Colombianas), que tenía adscritas más de treinta universidades privadas y estatales a nivel nacional.
1. (Datos tomados de http://tanialu.co/2010/01/12/historia-de-internet-en-el-mundo-y-su-llegada-a-   colombia/).

En la actualidad, los estudios realizados por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) se encontró:
· En Colombia existen 3.2 millones de conexiones a internet fijas y móviles, que llega a 22 millones de colombianos.
• En 2009 creció 46% el número de conexiones a internet, comparado con 2008.
• El año pasado se registraron un millón de nuevas conexiones a Internet.
• El 90,83% de los suscriptores de internet acceden a este servicio a través de la banda ancha, buscando más velocidad y eficacia para navegar.

Sin mencionar que en cuanto a las redes sociales, lidera junto a México el número de usuarios de Facebook, por poner un ejemplo. 

2. (Datos tomados de un artículo del periódico El Espectador, Edición Online. Jueves, 30 de Abril de 2010, Sección Tecnología. "Gobierno dice que la mitad de los Colombianos tienen Internet.
http://www.elespectador.com/tecnologia/articulo200953-gobierno-dice-mitad-de-los-colombianos-tienen-internet)

A pesar de su lenta llegada, la acogida que ha tenido la Internet  ha sido sin precedentes, se puede decir que ahora los colombianos “hacen parte del mundo”.
Es precisamente Facebook la red social donde más se evidencia el uso del Internet  sin desmeritar otras redes como Twitter por ejemplo, las personas se unen a la actualidad, a un mundo en el que todos quieren estar y en el que todos son aceptados y así mismo, el medio, el mercado, la academia, la publicidad y en general la sociedad, en cierta medida lo exige, pues es la tendencia y maximiza nuestra facilidad de comunicación y de acceso a la información entre muchas otras cosas.

Pues bien, cada persona que esté a la vanguardia tiene acceso a Internet  ya sea por medio de un PC, móvil, en la universidad, el trabajo, el colegio y demás, por lo que las personas al igual que el resto del mundo poseen su correo personal, cuentas en redes sociales, perfiles en diversas páginas y demás, tiene su propio espacio en la red, pero eso, como en el caso global, no es tan cierto.

Es fácil escuchar expresiones como voy a abrir mi correo, estoy en mi cuenta de Linkedin y demás, nos conectamos al espacio que tomaos como propio, pues es naturaleza que los seres humanos nos apoderemos o creamos apoderarnos de lo que nos rodea, tal como lo dijo William James:
 “El yo del hombre es la suma total de todo lo que puede decir que es suyo, no solo su cuerpo y sus habilidades psíquicas, también su ropa, su casa, su mujer e hijos, sus antepasados y amigos, su reputación y trabajos, sus tierras sus caballos, su yate y su cuenta bancaria”.

Pero, como se ha mencionado la red nos seduce a cambio de un precio, nuestra privacidad, caso notable y predominante en el contexto colombiano.
La cultura colombiana es rica en diversidad, etnicidad, autenticidad y muchos valores y aspectos únicos e inigualables, pero en sus profundidades más oscuras es un pueblo visual, superficial, ignorante y perezoso a pesar de ser curioso como el resto del mundo, pero esta curiosidad es solo en aquello que nos interesa, lo que dicta la sociedad, los medios y en el peor de los casos modelos de otras sociedades, porque se suele idolatrar lo extranjero y minimizar lo propio, por supuesto esto no es una regla general y hay un público exento de estas últimas características.

Es por ello que a la red no se le dificulta seducir a la nación tricolor, pues abre las puertas al mundo y nos permite acercarnos a la actualidad, al mismo precio, eso sí, que todo el mundo, porque al igual que todos, somos un mercado por explorar.

Las personas en este país tenemos un modelo consumista y a pesar de no ser tangible el Internet es algo que consumimos a diario, en las universidades incluso se anda con él en la mano (celulares, Tablet, portátiles etc) y sin éste no es posible vivir, ya no hay pretexto para la falta de comunicación.

Es entonces como nos sumamos a los escudriñamientos del ciberespacio, le permitimos entran en nuestra vida y a pesar de negarlo, le permitimos que nos vuelva públicos, un claro ejemplo, común y al parecer natural, se evidencia al crear una determinada cuenta, descargar algún programa o cualquier otra acción a la que se requiera aceptar determinados términos que el creador de dicho “producto” establece y a la que sin leer siquiera, muchos estudiantes, niños, personas, profesionales y demás aceptan sin ninguna precaución, sin darse cuenta a quién y cómo proporcionan información.

Es esta pereza, la falta de crítica y la facilidad que da origen a la mediocridad lo que hace al pueblo colombiano un mercado cómplice de su propio desnudamiento, tal y como se menciona en el documental “El precio de lo Gratuito”.

De esta forma la publicidad y el mercado en general saca su mejor provecho, “La red nos sigue en cuanto a pensamiento y gustos” como se dice en dicha pieza audiovisual, la publicidad ha encontrado un nuevo camino, la búsqueda, la curiosidad que marca nuestras vidas, es por ello que el Internet en su momento tuvo gran auge en acciones y demás, tiendas virtuales, una vida virtual, inmediata y complaciente a la cual accedemos, seguimos, visitamos, pero pasado el momento épico perdió su encanto, entonces según nuestros gustos y búsquedas la internet se reinventó y así sucesivamente nos da lo que nosotros pedimos e inconscientemente le decimos que nos dé y mejora así nuestra experiencia en la red.

Con cada acceso le damos pistas al ciberespacio para que nos persiga y deje una parte de nosotros en ese mundo virtual, una contraseña, una entrada a una página, cualquier acción y entonces ya no nos podemos librar.

Claro, en un principio esta no era la intención, el acceso a la red era una posibilidad de librarnos de la autoridad, de revolucionarnos sin que controlaran aquello que decíamos, una rebelión en búsqueda de la libertad personal, pero el uso de la red ya es común, multitudinario y por tanto se ha visto la manera, por parte del mercado, el estado, la sociedad, el mundo de manipular dicho medio.

No se trata entonces de dejar que el mundo que dice pertenecernos y que nos conoce tan profundamente quede desprovisto de un control, porque todo tiene que tener sus límites y tampoco se puede caer al libre albedrío, y más aquello que tiene tanto de nosotros, es una conciliación entre parte y parte, tal como lo establece el documental ¿Libertad en la RED? Apoyándose en la noción del Cofundador de Wikipedia, Jimmy Wales.

En conclusión, existe un mundo que creemos propio y que aun después de saber que nos investiga y nos persigue, seguimos acudiendo, cambiando nuestra privacidad por conocimiento o diversión, ese es el ritmo que toma el mundo y aunque en un principio este no fue el objetivo de este mundo intangible, ha sido en medio perfecto para reinventarnos, nuestro ritmo se crea en la virtualidad, ahora es el canal por el que la humanidad se reinventa y sirve o no, en la medida de su uso, hay sociedades que la utilizan de manera eficaz y provechosa, mas hay otras, como la colombiana por ejemplo que se debe autoexaminar para no apoyar la falta de crítica frente a lo que se nos presenta, si no por el contrario, la tecnología es creada para mejorar la calidad de vida de las personas, es de esperar entonces que los problemas sociales se puedan minimizar por medio de esta plataforma, ese sería un medio y un objetivo bueno para empezar.




Dicho ensayo se realizó reflexionando sobre lo que establecen los Documentales El precio de lo gratuito y ¿Libertad en la RED?, además de información encontrada en los siguientes links.







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